domingo, 9 de agosto de 2015

Cosas que no nos gusta oír

"La cultura es elitista por definición y la aplicación de los principios democráticos en la esfera del conocimiento lleva a hacer equiparables la sabiduría y la imbecilidad": Joseph Brodsky.

6 comentarios:

  1. En el mismo libro, "Del dolor y la razón", en el capítulo titulado "Pieza de coleccionista" Brodsky teje un interesante texto donde da cabida a Kim Philby, Orlov, Trotsky, Mercader, Doctor Zhivago..., la parte de Orlov es la más suculenta.

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  2. Una joya, la prosa de Brodsky. No tengo los libros delante, pero en Menos que uno (otro conjunto de textos) viene una narración autobiográfica que a mí me pareció una maravilla de sencillez y profundidad, de emoción: En una habitación y media.

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    1. En efecto, a mí me pasó igual. "En una habitación y media" es el relato más conmovedor que he leído en mucho tiempo por lo que cuenta, pero sobre todo gracias a su prosa, tan sencilla y a la vez tan tersa y profunda. Desde "Menos que uno" he seguido también su poesía, difícil y exigente .Su poema "Elegía a John Donne" es una maravilla, uno no se cansa de leerla una y otra vez.

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  3. Efectivamente, es una prosa cristalina, con un ritmo natural que te va conduciendo por la fascinación de la palabra hasta emociones que, ciertamente, te dejan tocado. O sea, una prosa dificilísima.Uno de los grandes.

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  4. Y ya me vengo arriba y me atrevo a señalar que muchos de los Relatos de Kolimá de Shalamov ya están en otro nivel. (Aunque confieso que no he leído el opus magnum de Soljenitsin, por eso, por magnum). Hace falta una dureza y control más que humanos para contar verdades sin concesión a la piedad como las cuenta Shalamov.

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  5. Ante los grandes no hay que sentir pudor por sacar el reclinatorio. De hecho es la vía más directa para subirnos a sus hombros. Acabo de devorar -aun tengo el paladar empapado de su sabor- "Contra toda esperanza", de Nadiezhda Mandelstam. Es el libro más hermoso sobre los hechos más terribles. Algo así como Lucrecio endulzando con la miel de su poesía el amargo sabor de su despiadada filosofía. Es un libro que cuando lo acabas de leer, quieres tenerlo cerca, no llevarlo aún al lugar que le aguarda en la estantería, porque es necesarios seguir sintiendo su presencia.

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