viernes, 1 de agosto de 2014

H.G. Wells, el clarividente

Cuando Wells se reunió con Lenin, en 1920, vio a "un buen ejemplo de hombre científico", un tipo "muy refrescante". Llegó a la concusión, sin duda pasmosa por su sagacidad y su finura intelectual, de que si el Estado Soviético mataba a grandes cantidades de personas, "en general mataba por una razón y con un fin". Tras despedirse de Wells, Lenin comentó a sus allegados: "¡Puaf! ¡Qué burgués insignificante! ¡Es un ignorante!".

En 1934 se entrevistó con Stalin. Aunque antes de la visita sospechaba que el soviético podía ser  una figura siniestra, salió tan contento de la entrevista. "Nunca he conocido a un hombre más abierto, justo y honesto", dijo. Gracias a esas cualidades Stalin había ascendido en el país. Nadie le tenia miedo y todo el mundo confiaba en él.
Basado en La comisión para la inmortalización, de John Gray

7 comentarios:

  1. Si alguien hubiese dicho tales cosas de Hitler (si mata gente habrá una razón...), hoy le consideraríamos un monstruo y/o un canalla, lo cual no ocurre con Wells. Un ejemplo más de la doble vara de medir de la izquierda y de su victoria en el campo de la propaganda.

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  2. Leyendo la Helénica de Jenofonte (I.15.19)

    Cuatro navíos al mando de Fanosthenes y con destino a Andros, interceptaron dos trirremes de Thurii, cuyo comandante era un tal Dorieos. Éste había sido condenado a muerte en Atenas, junto con toda su familia, por lo que fue mandado allí.

    Una nota informa que, según Pausanias (V.7.4), la Asamblea, a pesar de estar notablemente enfurecida contra él, lo dejó en libertad, compadecida al ver al que había sido un gran atleta y ganador de victorias olímpicas, en el trance de ser un suplicante ante ella.

    PS: Necesitaré todo el mes de agosto para reponerme de la nueva foto de cabecera.

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    Respuestas
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    2. No le haga mucho caso a la imagen. Es que estoy de Rodríguez y tengo todo esto bastante abandonado. El domingo se me acaba la cosa. Antes del fin de este estado que yo no llamaría feliz, pero sí anárquicamente satisfactorio, tendré que hacer la cama, fregar los platos y pasar la aspiradora por la casa. No sé si usted me entenderá.
      Como las casualidades son las que nos unen, le diré, para dejar constancia de ello, que tengo aquí al lado tres diálogos socráticos del gran Jenofonte: El económico, el Banquete y la Defensa de Sócrates. Me he puesto a escribir de nuevo sobre Sócrates abandonando a mis espías por un tiempo, pero es que esto me resulta más urgente.
      Probablemente Dorieos fue expulsado de Atenas y eligió probar fortuna en la colonia de nueva creación de Turios, que había sido impulsada por Pericles. Lla constitución de esta nueva ciudad la redactó Protágoras y el diseño de la ciudad fue obra de Hipodamo.
      Lo de Dorieos tiene su importancia, porque supo ganarse al jurado, mientras que Sócrates supo enfurecerlo. De ahí la sentencia de cada uno.

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    3. Me preocupaba una 'fase Diógenes' que pusiera en peligro la sardinada.
      Las tareas de la casa, la limpieza sobre todo, tienen también sus propios orden y lógica, a los que debemos alegremente someternos. Yo entiendo un ejercicio muy provechoso que cada uno limpie su propia mierda.
      Yo había leído el episodio en clave de actualidad. Me llamaba la atención la compasión de la Asamblea al ver suplicante al antes vencedor. Efectivamente, tras exiliarse de Atenas, se había convertido en ciudadano de Thurii.
      Salud.

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