lunes, 12 de mayo de 2014

Ante un cadáver aún caliente

Aún no se ha enfriado su cuerpo y ya corren por las llamadas redes sociales comentarios sobre la asesinada que calificaré caritativamente de ambiguos.

¿No sería este un buen momento para dejar clara la jerarquía de nuestras convicciones y manifestarnos, sin matices, contra la pena de muerte? 

6 comentarios:

  1. No sabía de quién hablaba, don Gregorio.

    No es pena de muerte, no tiene nada que ver. Es asesinato.

    O la pena es ¿por qué condena?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo sé, lo sé… pero como ya he leído varios juicios que condenan a la víctima…

      Eliminar
  2. recuerde que las tecnologías de la información y de la comunicación son derechos fundamentales de tercera generación de los derechos humanos. El correr de las bien llamadas redes sociales -la inmediatez- que proporciona las tecnologías actuales son como tal reconocida como un derecho y no una degradación moral.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No ignore usted, don Anónimo, que con derecho o sin él, el hombre es el único animal capaz de degradarse, con nuevas tecnologías o sin ellas.
      Los profetas de las nuevas tecnologías aseguraban hasta hace dos días que cambiarían al hombre. Hoy sabemos que el hombre es quien humaniza todo cuanto toca.

      Eliminar
  3. Es usted muy oportuno. Ya he escuchado entre mis compañeros de trabajo comentarios como: "parece ser que (la asesinada) tenía un carácter insoportable" o "era una persona muy especial". Es decir, flotaba por aquí una sutil justificación del asesinato. A mi se me ha ocurrido decir que especiales, lo que se dice especiales me parecían su asesina o asesinas, comentario que fue tomado como una manera más de verlo. Y es que la diversidad de puntos de vista es una bendición.

    Un saludo,

    Jorge

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no tengo ni idea de la talla moral de la asesinada. Tampoco de sus asesinas. Pero sí me hago alguna idea de la de quienes en cuanto han sabido la noticia han corrido a arrojar inmundicia sobre el cadáver.

      Eliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...