jueves, 30 de enero de 2014

Sometimiento y admiración

"Nos sometemos a lo que admiramos”, decía Burke. Si no admiramos nada, no podemos llegar a ser hombres, digo yo.

12 comentarios:

  1. Quizás sólo se sea una hombre cuando no se admira nada, puesto que nada hay digno que admirar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo, es curioso, pero a mí por el contrario prácticamente todo me parece digno de admiración. Desde luego sin admiración no hay filosofía, ni ciencia, ni poesía, ni jerarquía, ni sentido... y sin sentido no hay hombre.

      Eliminar
    2. Efectivamente, Rafael, a mí me llena de admiración este anónimo que afirma -sin admirarse- que no hay nada digno de admirar.

      Eliminar
  2. En relación con esto a mi me gusta mucho aquello de Chesterton de que la mediocridad es estar al lado de la grandeza y no enterarse...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdonen por si ofendo a alguien, pero a mi me parece que es pecar de cainismo tratar la mediocridad así. Es desde la negrura en Extremistan desde donde no te enteras de la grandeza.

      http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_mediocridad

      Eliminar
  3. El gato de Schrödinger12:53 p. m., enero 31, 2014

    He observado que los españoles admiramos cada vez peor. En lugar de "¡admirable!" escribimos "admirable!" o, peor aún, "admirable!!!". Es decir, admiramos solo al final y con exceso de entusiasmo, en lugar de hacerlo a la manera clásica, que consiste en anunciar desde el principio esa admiración y mantenerla en niveles aceptables.

    ResponderEliminar
  4. Se dice que Goethe no sentía demasiada admiración por Hölderlin.Decía de él que era "un espíritu confuso". ¿Cual de los dos no era grande?

    ResponderEliminar
  5. Chesterton hablaba para nosotros María, no para los tipos como Goethe.

    ResponderEliminar
  6. Burke me deja preocupado, porque ser humano ¿es someterse?

    Porque para someterse, no creo que merezca la pena ser humano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. So te parece mas digerible podríamos hablar de seguir la propia estrella o cosas de este tipo. Pero sólo admirando algo podemos refrenar su contrario y de esta forma conquistar una forma. A veces pienso que preferiría a un perro que quisiera ser hombre que a un hombre que prefiriese ser perro. Pero esto es absurdo, porque sólo el hombre puede desear ser perro. O, dicho de otra manera: quien nada admira nunca sabe a dónde va.

      Eliminar

El guionista caprichoso

 I A eso de las cuatro de la tarde ha sonado el teléfono. Era una de esas llamadas que esperas que nunca lleguen y que cuando llegan, siempr...