viernes, 26 de febrero de 2010

Les Gavarres

I
Sea la que sea esta hora de la tarde, es una hora plácida. El sol proyecta unas sombras largas sobre la Plaça de la Font. Estoy sentado en un banco de madera frente a la iglesia de Sant Sadurní de l'Heura.

II
Vengo de Cassà de la Selva y pronto llegaré a mi destino, la Bisbal. Estoy recorriendo una de las zonas más hermosas de Cataluña.

III
La carretera de un trazado sinuoso transcurre por la espina dorsal del macizo de Les Gavarres. A veces se abre por el norte a la perspectiva de la llanura de Girona y uno se queda atrapado por esos picos nevados de los Pirineos que parecen milagrosamente al alcance de la mano, mucho más próximos que esos pueblos envueltos en una neblina azulada, de la depresión del Oñar. A veces, por el contrario, la carretera discurre por la vertiente sur y lo que sorprende es el vacío que deja en el horizonte la presencia intuida del Mediterráneo.

IV
Me gusta mucho, mucho, este paisaje tranquilo, sin estridencias, serenamente humanizado que mira sin complejos la orgullosa sucesión de los picos pirenaicos y no se deja subyugar por el reclamo del mar. Aquí lo que hay es paz. Una paz humilde, acogedora, limpia, que parece capaz de domesticar el tiempo.

V
En Les Gavarres dominan los pinos y las encinas, pero también se dejan ver en las zonas soleadas algunos robles y alcornoques. Abajo, por las orillas del Daró, abundan los olmos y los avellanos. Desde la carretera sorprende el verdor del sotobosque, luminoso. En los claros, junto a campos de trigo, aparecen las masías, desperdigadas. Con esta gente que ha sabido conservar de esta manera el paisaje estamos todos en deuda.

VI
Doy una vuelta por la Plaça de la Font. El sol va declinando poco a poco sobre el Montnegre y mi sombra es cada vez más larga. Hay un inmenso plátano sin podar en el que ya apuntan las yemas nuevas de la inminente primavera y a su lado una fuente y dos ruedas de molino. En la pared norte de la iglesia hay -me gusta esta palabra catalana- un "pedrís", un banco de piedra. Pero esta debe ser una hora que sólo acoge a visitantes melancólicos. Un perro, "un gos d'atura" atraviesa mi sombra persiguiendo, como todos, el rastro que se le antoja propicio.

VII
De Sant Sadurní de l'Heura paso a Sant Martí de Cruïlles, que está a poco más de un tiro de piedra. Quiero ver, mientras haya luz, su iglesia benedictina del siglo XI. La encuentro cerrada. Doy una vuelta extramuros y de repente descubro que estoy pisando la tierra removida de un cementerio abandonado. Quedan visibles las huellas de algunos nichos en la pared y, sobre todo, una doble fila de cipreses perplejos, que se han quedado sin razón de ser. Ya ha caído la noche.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Viaje de ida y vuelta

I
Esto debería haber sido escrito, todo, en la terraza de la Cafetería Pla de la Seu.

II
Y debería haber comenzado así: "Escribo sentado en la terraza de la Cafetería Pla de la Seu. A mi izquierda está el pórtico de la catedral y allá al frente una joven japonesa -supongo- tomando notas, como yo"

III
Hacía una mañana de primavera que era una invitación a un viaje largo, así que he decidido dar un considerable rodeo. De Ocata he ido a Igualada y de aquí, vía Valls, a Tarragona, siguiendo el curso del río Gaià.

IV
Un poco de agua y una Buscapina Compositum.

V
Sigo.
¿Qué significa ser decadente? Me imagino que es decadente quien es capaz de ir de Ocata a Igualada para recuperar una visión de un paisaje. Hace ya algunos meses, haciendo el camino de Montblanc a Igualada, descubrí, de repente, al doblar una curva que no prometía nada, una visión mágica de Montserrat, flotando sobre un campo de trigo. Hoy he intentado redescubrir ese paisaje por el retrovisor. No ha sido, evidentemente, lo mismo.

VI
Los olivos y las viñas aún andan rezagados en el invierno, pero los almendros ya llevan semanas florecidos. A lo largo del valle del río Gaià era una bendición verlos iluminando con su blancura las hondonadas, haciendo aún más verde, por contraste, el verde nuevo del trigo emergente. Por encima de los campos de trigo, el verde cansado, invernal, de los pinos.

VII
He conducido muy despacio. Me he cruzado con un par de ciclistas y un coche. Y nada más. He comido en un restaurante de Seguer y me he parado en Querol. Y todo ha estado bien.

VIII
La mañana, es cierto, anunciaba la placidez del día. He estado preparando la conferencia de la tarde en Tarragona y a eso de las diez me he tomado mi café diario en la Plaza de Ocata. Después, a la peluquería de la Marta, que se ofreció a arreglarme las patillas. Y al salir, con la patillas bien marcadas, he notado el tirón impertinente del cólico nefrítico, así que le he pedido a Enric, el mejor médico de Cataluña, que me metiera en el cuerpo lo que hiciera falta, pero que tenía que llegar a Tarragona.

IX
Esto tenía que haber acabado así: "Son las 17:35. Me he tomado la buscapina. Ya no está la japonesa. Ahora ocupa su lugar sobre el banco de piedra un anciano con boina que juega con una bolsa entre sus piernas como si fuera un incensario. El sol, cada vez más bajo, ilumina las piedras milenarias de la plaza, arrancándoles las chispas de adjetivos que no alcanzo a atrapar. Todo está en su sitio y todo está bien".

X
Pero en el área de servicio del Llobregat me han roto la ventanilla del coche y me han robado la cartera. Había entrado un momento a por una botella de agua para tomarme otra buscapina, y al salir me he encontrado con el coche lleno de cristales rotos. En la cartera llevaba los papeles de la conferencia y, sobre todo, mis moleskines, en las que apunto mis notas y desvaríos. Me he puesto en marcha tan cabreado que no sentía el frío. Las 11.30 de la noche. A los pocos kilómetros he visto la cartera en medio de la autopista, con las moleskines alborotadas y las gafas rotas. Algún coche les había pasado por encima. Me he jugado el tipo parando allí mismo y recogiendo todo.

XI
¡Cómo le he agradecido a Bacallà Salat el recibimiento que me ha dado! Está aquí, sentada sobre la mesa, restregándose la cabeza contra mi barbilla.

XII
Añado ahora: El martes hay recital poético en el Vins i Divins. Dos grandes poetas, primero Carles Maria Sanuy y después Pepa Puigdevall. Háganme caso: Si pueden, no se lo pierdan.

XIII
Buenas noches.

XIV
En Tarragona bien, muy bien.

sábado, 20 de febrero de 2010

miércoles, 17 de febrero de 2010

A vueltas con la educación

Revisando papeles me encuentro con una noticia del “Diario de Navarra” (23 de agosto de 2009) en la que se recoge un caso digno de figurar en los anales de este café.

Un padre, vecino del Valle de Egüés, consultor financiero, licenciado en derecho y en periodismo, descobrió a su hijo de 10 años peleándose violentamente con otro niño de su edad. Después de separarlo, le dio una bofetada. Desconozco la intensidad del sopapo, pero la policía municipal, que estaba presente, lo denunció por malos tratos. Unos meses después, el niño fue expulsado del colegio por amenazar a un maestro. La reacción del padre fue llevar a su hijo a la comisaría y dejarlo allí a cargo de los policías que lo habían denunciado, para que lo educaran ellos. Los policías le contestaron que esa no era su responsabilidad, a lo que el padre alegó que si habían sido responsables para entrometerse en su oficio de padre, es que estaban seguros de qué era lo que convenía y no convenía hacer con un niño. Y dicho esto, se dio media vuelta y se fue, dejándoles allí a la criatura. Los policías lo denunciaron de nuevo, esta vez por dos faltas, una de desobediencia y otra de abandono de un menor. Tras el juicio correspondiente, fue absuelto de la primera. El padre, sin embargo, consideró que los condenados debían haber sido los policías, por denegación de auxilio.

lunes, 15 de febrero de 2010

La kreatibidá

Ando estos días ocupado traduciendo "L'escola contra el món" al castellano y, por lo tanto traicionándome a mí mismo posiblemente mucho más de lo conveniente. Pero me parece que han pasado siglos desde que acabé el manuscrito en catalán. Cronológicamente son dos años, pero las experiencias acumuladas en este tiempo han sido tantas que me doy cuenta de que no puedo limitarme a traducir el texto, así que lo estoy reescribiendo.

Acabo ahora mismo de introducir una anécdota. Hace un año participé en un debate en el que uno de los presentes calificó a otro, que insistía en la importancia de la ortografía, de “ortoprofe castrador”. “Un profesor –añadió a continuación- no ha de castrar, ha de ayudar.” La tesis de este entusiasta del asilvestramiento de la infancia, era que “el tiempo dedicado a las delicias de la ortografía” había que emplearlo en actividades más rentables. ¿Cuáles? La respuesta es obvia: el fomento de la “kreatibidá”.

Máquinas


Descubro una grieta en la carrocería del coche. Parecía un arañazo, pero no, es una grieta. No tengo ni idea de cómo ha podido hacerse. Habrá que llevarlo al taller. El ordenador hace cosas raras. Me temo que es porque a Bacallá Salat, mi gata, le gusta dormir en el teclado. Hay que cambiarlo. Pero cambiar de ordenador es una aventura que me sobrepasa. Ni sé lo que necesito en realidad ni quiero comprarme nada que no esté al día. Con la ayuda de Iñaki, que me dice "éste", soluciono el tema. Entonces descubro que el teléfono de casa no funciona y mi móvil tampoco. Una vez dije que las máquinas tienen alma de mujer, y me metí en una discusión envenenada de la que salí como pude, es decir, mal. Yo sólo pretendía dejar constancia de que uno las quiere con un amor verdadero... pero ellas se reservan siempre la ultima palabra.

sábado, 13 de febrero de 2010

El Profesor Merchan


Ayer fue un día memorable, conocí a Josep Maria Merchán, a quien ya conocía, pero sin saber que era el Profesor Merchán de "Esqueixada Sniff".



Y como mi hija estaba presente le pude demostrar que es mentira que yo deteste el rock catalán. Digamos, eso si, que no me gasto un euro por eso que se da en llamar hoy rock catalán. Pero seguí con pasión a Squeixada Sniff, a Sisa, a Pau Riba, a Oriol Tramvia, y, muy especialmente a Maquina




Y, por cierto, Alba, antes de saber que vendría a vivir a Cataluña, le cantaba a mi novia "Em dius que el nostre amor" de Toti Soler


Bueno, a lo que voy: gracias al Profesor Merchán he sabido que se acaba de publicar un doble CD de Esqueixada Sniff que contiene dos de sus discos, "Ocells", de 1979, y "En concert", además de dos inéditos, "Por fuera, por dentro" y "La respuesta". Me imagino que la inmensa mayoría de vosotros no tendréis ni idea de lo que estoy hablando, pero permidme, este arrebato de melancolía. Así que ¡Larga vida al rock catalán! En cuanto a sus sucedáneos, me dan exactamente igual.

jueves, 11 de febrero de 2010

Maestros y licenciados

Tengo la impresión -y me gustaría saber la vuestra- de que cuando a un maestro se le pregunta por su profesión contesta con naturalidad que es maestro, mientras que cuando se le pregunta a un profesor de secundaria, lo más común es que en lugar de hablar de su profesión hable de su licenciatura, presentándose como matemático, físico, filósofo... quizás haya que hacer una excepción con los filólogos, que nunca se presentan como tales.

lunes, 8 de febrero de 2010

No lloreis, hermanos, al leer la prensa de estos días.


Dicen que al párroco de un pueblo un día le salió un sermón tan tremendista que consiguió hacer llorar a todos sus parroquianos. Hombres y mujeres, niños y grandes se deshacían en lágrimas tras haberse visto a sí mismos sufriendo todas las fechorías de los demonios, que en su imaginación se habían quedado grabadas con todo lujo de detalles.
Mirándolos desde el púlpito, el párroco sintió de repente un arrebato de piedad y les dijo:
- ¡No lloréis hermanos, que todo podría ser mentira!

La parábola, amigos, os la cuento pensando en lo que sentimos al seguir las desventuradas noticias de estos días. Todo podría ser verdad.

sábado, 6 de febrero de 2010

Un ataque de historia

- ¿Por qué lloras? -preguntó Bembel Rudzuk.
- Estoy sufriendo un ataque de historia -le contesté
- Se te pasará -dijo Bembel Rudzuk.

Pilgermann, Russell Hoban, anotación del 4 de febrero de 1925

jueves, 4 de febrero de 2010

La compasión ciega

Leo en The Economist un artículo que me ha dado -y me sigue dando- mucho que pensar. Se titula "The cruelty of compasion" y le da un señor repaso a uno de los principios sagrados de eso que llamamos Europa, la "cohesión social". Tendré que consultar con Roc Armenter y con María Blanco, que ellos saben de estas cosas. La tesis central del artículo es que la cohesión social se está convirtiendo en una excusa para no abordar reformas necesarias.

Pero, claro, si nos tocan la cohesión social, ¿De qué vamos a enorgullecernos los europeos? ¡Y si no nos la tocan, a ver si su defensa numantina nos va a dejar sin Europa!

La cohesión social- defiende el articulista- es uno de esos valores que todo europeo decente está dispuesto a defender, convencido de que nos garantiza el primer puesto en el ranking de la paz social. Pero... ¿Y si tienen razón los de The Economist y la preservación de la cohesión se ha convertido es una excusa, tanto para los políticos de izquierda como de derecha, para evitar asumir riesgos?

La defensa de la cohesión social no le ha impedido al gobierno griego (remitámonos a países lejanos) llevar al país al borde de la bancarrota.

¿Hay cohesión social más allá de la bancarrota? Porque, amigos, la cohesión social, cuesta una pasta.

El deseo perfectamente comprensible de preservar la cohesión social podría estar ahondando las diferencias entre lo que el articulista denomina los "insiders" (los que tienen un puesto de trabajo fijo y bien remunerado) y los "outsiders" (los que viven en una precariedad laboral creciente). ¿Y si esta separación continúa creciendo, no se está resintiendo la cohesión social?

¿Esto es verdad o un cuento de la derecha económica para sacar partido de la crisis?

Miren ustedes, el asunto me parece tan importante que prefiero guardarme mi opinión (porque es una opinión que no estoy en condiciones de fundamentar con conocimiento de causa) y pedir la suya.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La realidad y el deseo

"Ningún organismo vivo puede continuar viviendo mucho tiempo en condiciones de absoluta realidad"
Shirley Jackson

martes, 2 de febrero de 2010

Viejos papeles

Gracias a Abel Cutillas recupero un texto que escribí hace casi veinte años sobre un diálogo muy curioso de Platón, el Clitofonte. Es interesante el ejercicio de observarse uno a sí mismo con veinte años de perspectiva.

Se trata de una conferencia que di ante una audiencia modélicamente desinteresada en lo que decía. Quizás por eso la archivé y allí se quedó, con otros muchos papeles.

Cuando comienzo a leer me encuentro con una frase que me gusta y hasta me sorprendo de haberla escrito: "La crítica platónica moderna no solamente nace con Schleiermacher. Nace, sobre todo, con el prejuicio de Schleiermacher según el cual es posible comprender a Platón mejor de lo que él se comprendía a sí mismo. El peligro inherente a este prejuicio es obvio: a poco que se fuerce, los mismos diálogos dejan de ser un referente necesario para la interpretación de Platón".

Eso de comprender a Platón mejor de lo que se comprendía él mismo es de Kant, pero no importa, me reafirmo, completamente en la idea. La hermenéutica moderna es un ejercicio de engolamiento del yo que fagocita el objeto a su antojo, lo deglute y lo excreta como le parece bien. Inevitablemente, cuanto más confiado esté el sujeto en que lo que importa es reconstruir lo que -por ejemplo- Platón no sabía de sí mismo, menos relevante es el objeto.

Ahora veo claro que el respeto al objeto, en este caso, la voluntad de comprender a Platón como él se comprendía a sí mismo, es un deber moral y que la ética del trabajo intelectual comienza, precisamente, con este respeto al objeto de conocimiento.

El guionista caprichoso

 I A eso de las cuatro de la tarde ha sonado el teléfono. Era una de esas llamadas que esperas que nunca lleguen y que cuando llegan, siempr...