sábado, 27 de noviembre de 2010

La Bounty como metáfora. Punto final

A mediados de 1791 el almirantazgo ordenó a Bligh una segunda expedición a Tahití que llevase a buen puerto lo que fue imposible en la primera. Zarpó con la fragata Providence y el bergantín Assistant y alcanzó su destino el 9 de abril de 1792. Ancló exactamente donde había anclado la Bounty. Inmediatamente pareció repetirse el ritual de acogida de las canoas, las frutas, las flores y los cantos. Pero Bligh no tardó en darse cuenta de que quienes se acercaban habían perdido la ingenuidad.  El paraíso había conocido profundos cambios. Las enfermedades venéreas, el alcohol, las ropas europeas, el feroz ensañamiento de las peleas tribales, que ahora se desarrollaban con las nuevas armas traídas por los ingleses… todo esto había acabado con "el buen salvaje". Incluso utilizaban expresiones groseras propias de marineros. Esta vulgaridad  fue  lo que más dolor le causó. Los marineros veteranos sintieron la misma decepción que él. Los novatos, que habían llegado a las islas con el corazón rebosante de expectativas, eran incapaces de entender por qué se había confundido a Tahití con el Paraíso.

William Bligh fue finalmente nombrado gobernador de Nueva Gales del Sur. En 1808 fue depuesto por un golpe de sus subalternos.

Esta historia debiera concluir con Gauguin. Es decir, con el intento logrado de Gauguin de enviarnos imágenes convincentes, pero falsas, desde un paraíso que ya no existía y que con frecuencia fue para él un auténtico infierno. Pero acaba aquí.

2 comentarios:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=hVK-s84SN_s
    Dudo que el enlace esté bien. Pero bueno, como coda, estas Marquises que ya son un paraíso muy cercano a la muerte.

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  2. La coda es perfecta (y el enlace exacto)

    Ils parlent de la mort comme tu parles d'un fruit
    Ils regardent la mer comme tu regardes un puits
    Les femmes sont lascives au soleil redouté
    Et s'il n'y a pas d'hiver, cela n'est pas l'été
    La pluie est traversière, elle bat de grain en grain
    Quelques vieux chevaux blancs qui fredonnent Gauguin
    Et par manque de brise, le temps s'immobilise
    Aux Marquises

    Du soir, montent des feux et des points de silence
    Qui vont s'élargissant, et la lune s'avance
    Et la mer se déchire, infiniment brisée
    Par des rochers qui prirent des prénoms affolés
    Et puis, plus loin, des chiens, des chants de repentance
    Et quelques pas de deux et quelques pas de danse
    Et la nuit est soumise et l'alizé se brise
    Aux Marquises

    Le rire est dans le cœur, le mot dans le regard
    Le cœur est voyageur, l'avenir est au hasard
    Et passent des cocotiers qui écrivent des chants d'amour
    Que les sœurs d'alentour ignorent d'ignorer
    Les pirogues s'en vont, les pirogues s'en viennent
    Et mes souvenirs deviennent ce que les vieux en font
    Veux-tu que je te dise : gémir n'est pas de mise
    Aux Marquises

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