miércoles, 30 de junio de 2010

De la utilidad de la historia en sentido moral

Cuando Baal Chem Tov tenía que resolver un asunto de la máxima dificultad, se recluía en un lugar determinado del bosque, encendía una hoguera y se concentraba en una plegaria silenciosa. Y lo que pedía, se realizaba.

Cuando, una generación más tarde, el Maggid de Meseritz se encontraba en una situación semejante, acudía al mismo lugar del bosque y decía: "Nosotros ya no sabemos encender el fuego, pero aún sabemos la oración" Y lo que pedía se realizaba.

Pasó una generación más y el Rabino Moshe Leib de Sassov tuvo que enfrentarse a lo la misma empresa. Fue igualmente al bosque y dijo: "Nosotros no sabemos encender el fuego, tampoco conocemos los misterios de la plegaria, pero conocemos aún el lugar preciso del bosque donde sucedía todo, y con eso es suficiente". Y fue suficiente.

Una generación más adelante, el Rabino Israel de Rishin, se vio también en la misma tesitura. Pero permaneció en su casa sentado en su silla y dijo: "Ya no sabemos encender el fuego, tampoco sabemos decir las plegarias, ni tan siquiera conocemos el lugar exacto del bosque, pero todavía podemos contar la historia". Y la historia que contó tuvo el mismo efecto que las practicas de sus predecesores.

Gershom Scholem,
Las grandes corrientes de la mística judía

1 comentario:

  1. Gran cabalista, el señor Gershom Scholem. :)

    Hermosa y evocadora narración.

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