domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Es innato el talento?



Si tuviese que elegir la idea más innovadora surgida en el mundo de la educación en las últimas décadas, señalaría un libro, "The Talent Code", de Dan Coyle, en la medida en que veo en él el resumen más logrado de una teoría desarrollada inicialmente por Anders Ericsson y actualmente seguida por varios psicólogos, especialmente en los Estados Unidos..

Ericsson es un psicólogo de origen sueco que defiende, sin tapujos, que si merece la pena aprender una cosa, hay que aprenderla con esfuerzo. En este sentido es el promotor del "Expert Performance Movement”, un movimiento educativo que ve en la “deliberate practice”, la práctica consciente y continuada, la clave de eso que se llama "talento". Su tesis central es que el ejercicio es mucho más determinante que los genes en la adquisición de destrezas complejas.

Siguiendo la estela de Ericsson se encuentran Geoff Colvin y Daniel Coyle. Los tres ponen en cuestión incluso la existencia de algo que pueda llamarse "talento innato", si por talento innato se entiende una milagrosa capacidad de aprender sin esfuerzo. Los deportistas notables, como los científicos o los artistas, no han sido premiados por la naturaleza con unos genes privilegiados, sino que se caracterizan por su privilegiada capacidad de trabajo. El talento, en definitiva, está sobredimensionado.

Es evidente que para ser un buen jugador de
basquet, una buena altura no supone ningún estorbo, pero -nos dirían Ericsson y los otros- no todo los altos son Pau Gasol. Ninguna característica del cerebro de Gasol lo predetermina para ser un gran jugador de basquet. Lo que lo diferencia de un jugador mediocre es la “deliberate practice”, la práctica consciente en la que el ejercicio continuado va acompañado de un esfuerzo concentrado.

Se acostumbra a
presentar, en defensa de la importancia de la dotación genética, el caso del joven Mozart. Pero Ericsson observa que Mozart escribió el primer concierto que puede ser considerado una obra de arte cuando tenía 21 años, es decir, cuando ya llevaba 10 años de práctica intensiva. Aquí radica la clave de su éxito, en estos 10 años de "deliberate practice".

El libro de Dan Coyle ha sido traducido aquí como "Las claves del talento". En él describe diferentes casos de práctica intensiva, que ha recogido en todo el mundo, con resultados aparentemente milagrosos. Lo que descubre una y otra vez es que la genialidad se basa en la práctica intensa, tanto sea en el tenis, el rock o la física cuántica. La conjunción de práctica intensa y motivación es el camino a la genialidad. Un caso próximo: La Masia, la escuela de fútbol del Barcelona. Coyle no se limita a constatar los hechos y busca una explicación. La encuentra, neuronalmente, en la estructura de la mielina y, pedagógicamente, en el buen maestro, al que Coyle le da el nombre de "susurrador de talento".

Añado (a las 23:25 h) una dirección, la de las escuelas KIPP, que integran el norteamericano "Knowledge Is Power Program", una experiencia estimulante para quienes se atrevan a creer que hay vida más allá del constructivismo.

Añado también (martes 17, 18:56 h) la aparición de Dan Coyle en la Contra de La Vanguardia


29 comentarios:

  1. Un caso de "deliberate practice" podría ser el de John Stuart Mill. A los tres años ya "jugaba" con el alfabeto griego, dicen :D

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  2. El artículo es interesante pero, si me permites, creo que pueden comentarse más aspectos para completarlo.

    - "Los deportistas notables, como los científicos o los artistas, no han sido premiados por la naturaleza con unos genes privilegiados, sino que se caracterizan por su privilegiada capacidad de trabajo."

    En cuanto a artistas, deportistas y, posiblemente algún que otro científico (hay más de uno que ha hecho descubrimientos casi por "casualidad"), hay montones de casos en los que su capacidad de trabajo es mínima. Lo que sucede es que tienen predisposiciones para esa actividad. Esas predisposiciones podrían venir de la educación,los primeros años de vida, etc.... Ese también sería otro largo tema largo para hablar.

    La prueba es que hay montones de amantes del arte que por mucho empeño que le ponen nunca llegan a ninguna cota lejana. Con los deportistas viene a pasar lo mismo. Hay muchos niños que entrenan mucho más que figuras consagradas y tampoco llegan a nada. El motivo es que no tienen capacidades que desarrollar.

    Ya que citas a Pau Gasol en su caso una de las capacidades más llamativas es la movilidad que tiene a pesar de su estatura. La movilidad se basa en la estimulación de un determinado tipo de circuitos neuronales a una determinada y pronta edad. Si no se han desarrollado a esa edad no se va a alcanzar el mismo grado por mucho que se intente. Evidentemente las personas que han intervenido en su educación han podido hacer esto de forma suficiente y en el momento correcto. Si no fuese así seguramente no hubiese estado en su mano desarrollar esas capacidades.

    Conozco a un montón de grandes músicos que son lo más vagos e indolentes que te puedas imaginar. Hacen lo justo y cuando les apetece. Si hay que hablar de Mozart pondría delante al padre como primer elemento formador. Era tan famoso por su disciplina como por los maltratos que tuvo sobre su hijo. No hay más que ver Don Giovanni para adivinar detrás los ecos siniestros de la figura paterna y la forma en que se acaba plasando en su música. Por supuesto después es necesario desarrollar lo que se ha vivido y, en cuanto a los diez años, es muy populista la teoría de las 10000 horas que, de forma traducida, viene a decir que es necesario ese intervalo de tiempo (unos diez años) para lograr la maestría en una disciplina. Ya sabes que desde los griegos queda dicho que la virtud se consigue con la práctica, pero primero hace falta algo que desarrollar.

    Saludos

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  3. Hugo, Ricardo: He intentado ser lo más objetivo posible a la hora de presentar una tesis que, como digo al principio, me parece sumamente innovadora. El motivo inmediato de este apunte se encuentra en el ABC del sábado, que le dedica una página entera a Dan Coyle. Eso no significa que yo niegue la existencia de diferencias naturales entre las personas, sino que me interesa, y mucho, la relación entre práctica sostenida, concentrada e interés a la hora de explicar muchos resultados. Es decir, me interesa la reivindicación del trabajo que hay en el fondo de esta teoría.

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  4. Es curioso, podríamos decir que se han invertido los términos: durante los últimos 20 años (aproximadamente) la escuela ha ido abandonando la práctica sostenida y el esfuerzo en favor de un aprender jugando y de no agotar al alumno, mientras que el deporte y otras disciplinas no académicas han potenciado el trabajo metódico de la técnica, la táctica, los automatismos, etc. (retomando el ejemplo que Gregorio propone, no hay más que escuchar a los técnicos de La Masia, las veces que repiten la palabra automatismo o jugar de memoria).

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  6. En mi opinión, habría que distinguir entre alcanzar la élite en una disciplina y lograr un elevado desempeño en la misma. En el primer caso surgen multitud de condicionantes, ajenos a la voluntad y esfuerzo del individuo, que pueden imposibilitar el éxito. En el segundo caso éstos, aunque existen, interfieren en menor medida. Así se explicaría que elementos genéticos y sociales impidan el acceso a la élite a individuos altamente entrenados, ya que éste sólo sería posible mediante la retroalimentación positiva de diversos factores en conjunto. En cambio, un entrenamiento consistente junto con una actitud adecuada pueden hacer de una persona que no reúna todos los requisitos un buen especialista en su área. Desde una perspectiva social este hecho es muy importante, pues implica que la gran mayoría de los individuos, si se dan las condiciones suficientes (no necesariamente las óptimas), podrán realizar una función valiosa gracias a un entrenamiento adecuado.

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  7. De todos modos, por si acaso el talento es heredado, mejor escoger con mucho cuidado a los padres.

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  8. Permitidme que transcriba la entrevista a Dan Coyle en BC el 14-11-2009:

    P: Curioso empeño! Planificó viajes (una especie de investigación de campo) a lo que llama «semilleros de talento».
    R: Me preguntaba por qué de una destartalada escuela de tenis cerca de Moscú, sin apenas recursos, salían las mejores jugadoras del mundo, o por qué una modestísima academia de música de Dallas produce como rosquillas estrellas de rock... Así que quise averiguarlo in situ, en diferentes rincones del mundo, y lo he plasmado en el libro.
    P: En suma, ¿buscaba una raíz común en cualquier capacidad extraordinaria de una persona?
    R: Sí. Y existe. Es la misma para el deporte, la música, la pintura, la literatura... (...) Hay elementos que dan lugar a la excelencia en cualquier actividad.
    P: Algunos serán innatos.
    R: ¡No! Esa es la tesis de mi libro: el talento no es innato.
    P: ¿Ni siquiera en Mozart?
    R: Ni siquiera en él. ¡Lo que pasa es que empezó muy pronto! La genialidad surge cuando tras la práctica intensa se produce la ignición...
    P: Perdone, pero no siempre quien persevera en una actividad llega a destacar en ella.
    R: Sí cuando se produce la conjunción de la práctica intensa y la motivación. Por ejemplo, las tenistas rusas o los jugadores de béisbol de Curazao tienen como referencia y estímulo los logros de sus predecesores o su entorno. Entonces eclosiona el «semillero de talento».
    P: Aquí tuvimos durante muchos años los mejores clubes de fútbol del mundo y una selección nacional muy mala. ¡La eclosión se hizo esperar!
    R: Hay muchos factores. Cómo son las escuelas, las formas de aprendizaje... Ahí está el caso de Brasil.
    P: Sobre su «jogo bonito» llega a conclusiones sorprendentes.
    R: Porque no nace de que los chavales estén todo el día dándole al balón en una gran playa, como la gente se imagina, sino de todo lo contrario: la inmensa mayoría de los grandes jugadores brasileños proceden del fútbol sala. Eso les obliga al dominio de la pelota en espacios muy reducidos. A «desmenuzar» la técnica a pequeña escala, hasta integrar un circuito cerebral de talento futbolístico.
    P: O sea, que la genialidad no es un don, sino que la produce el individuo.
    R: En efecto. Según los últimos avances científicos, la clave está en la mielina. (...) La mielina es la sustancia blanca que recubre las neuronas, y ahora sabemos que es como la «banda ancha» del cerebro. Cuanta más mielina generas, más circuitos de talento estás creando.
    P: ¿No son las neuronas las depositarias de las esencias?
    R: Cuando, tras su muerte, se estudió el cerebro de Einstein se comprobó que no tenía más neuronas que lo normal, y sí mucha más mielina que la habitual.
    P: ¿Cómo funciona?
    R: A medida que se adquiere una capacidad, se incrementa el número de capas de mielina que rodean a las células nerviosas.
    P: Será importante un entrenamiento bien dirigido.
    R: También. Con buenos maestros, los que yo llamo «susurradores de talento». Los que enseñan a amar la actividad en sí.
    P: Tras su periplo por todo lo ancho y largo de este mundo le habrá llamado la atención algún semillero de talento español...
    R: ¡La Masía del Barça!
    P: Lamentablemente, soy madridista. ¿No se le ocurre otro?
    R: La explosión de genios de la pintura de vanguardia en Barcelona, a finales del siglo XIX y principios del XX: Picasso, Miró, Dalí...

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  9. Demo, Ramon: En las escuelas la excelencia honorable ha estado reservada para el deporte. En el caso de los conocimientos la sumisión a la disciplina parecía un atentado a los ideales democráticos. Pienso en el constructivismo. Lo que Coyle y los otros ponen de manifiesto (y a más de un neurólogo lo he oído insistir en la misma dirección) es que el esfuerzo sostenido merece la pena y que la adquisición de automatismos está muy lejos de ser una pérdida de tiempo.
    El hábito, como ya sabía Aristóteles, es el que hace al monje.
    Pero no seré yo -no tengo formación suficiente para ello- quien diga que el aporte genético es irrelevante para el conocimiento.

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  10. Y yo me alegro de estar de vuelta...
    Hablando en serio, lo de Mozart me parece discutible. ¿Cuántos de los que se han dedicado a la música no se han encontrado con el chavalín de pocos años que les da ya mil vueltas?
    Me pregunto si no tendrá algo que ver con lo de la figura del Trabajador de Jünger (¡toma ya!).
    En un campo que conozco algo, el del tenis, era frecuente encontrarse a talentos que, entrenando en un mes lo que otros en una semana, conseguían resultados iguales. Sería la contraposición Borg/McEnroe o Arantxa Sánchez/Conchita Martinez. Esto está desparareciendo. El desarrollo técnico (raquetas, pistas) potencia el trabajo sobre el talento.
    Evidentemente que los trabajadores necesitan también talento, pero ya es muy difícil encontrar al que basaría su juego en la habilidad personal y el genio, porque desde pequeño queda ya arrinconado por los resultados y también por los entrenadores, que buscan al trabajador dispuesto a echarle horas.

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  11. ¿una prueba de la afirmado en el texto? Cézanne, poco "dotado" para el dibujo naturalístico y, sin embargo, uno de los mejores pintores de todos los tiempos, debido a su esfuerzo y constancia por "superar" la falta de destreza.

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  12. Caudio: El ejercicio al que se refieren Dan Coyle y los otros no es la mera actividad de entrenamiento, sino la actividad concentrada, entusiasta, la capacidad para concentrar tu mundo en aquello que estás haciendo... en definitiva, en el interés.
    El problema es que es más fácil obligar a alguien a que haga ejercicio que a que tenga interés.

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  13. Pedro: Si la conclusión posible de todo esto es que es posible mejorarnos sustancialmente a nosotros mismos, me doy por más que satisfecho... aunque ya nos pille un poco tarde para ser estrellas de rock o delanteros centros del Barça.

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  14. Això és el que provarem de fer la Bonnie i un servidor, millorar en el nostre anàlisi de la blocosfera. Un honor que ens visiti

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  15. No se m'acut massa que comentar, però voldria agraïr-te, això sí, que ens sorprenguis amb aquestes petites joies que penges al blog..!!

    Sempre he donat gran importància a la genètica, més que res perquè no li trobava cap altra mena d'explicació a allò que entenia com la meva propia superioritat intel·lectual respecte del meu entorn quan era més menut. Amb els anys m'he anat atontant (fins avui); així, he comprès com a conclusió final que el talent té molt més d'après que de natural. Cal una motivació per aprendre constantment, i aprenent així és com -crec- es desenvolupa tot talent.

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  16. He trobat aquesta entrada tan interessant, Sr. Luri, que amb el seu permís, els l'envio a alguns coneguts.

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  17. Efrem: Probablement no tenim cap teoria superior a la de l'eros platònic per explicar l'interès. Eros és un daimon que es situa a l'espai "entre dos", fent sumament atractiu l'objecte per un subjecte. Dons bé, l'interès té molt de daimònic, d'inexplicable, ja que no sabem ben bé com es crea. El que si que sabem és que quan hi apareix hi ha una concentració de l'atenció sobre l'objecte del nostre interès que fa que la resta del món resti en un segon pla. És com l'enamorament, un estat d'imbecilitat (transitòria o no). Hi ha estudis que expliquen algunes capacitats extraordinàries dels autistes en aquesta direcció. Els autistes serien persones amb la capacitat atencional tan alterada que tot el que es situa fora del focus del seu interès simplement no existeix. Sembla també que els anomenats superdotats són persones amb aquesta característica: allò que els interessa, els interessa de manera obsessiva. Doncs bé, l'atenció obsessiva és la capacitat que sembla ser responsable de la genialitat. El que diuen Dan Coyle i els altres és que un bon entrenador la sap crear.

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  18. És certament interessant, en aquest sentit, els Bestsellers d'autoajuda ens pretenien una xeringa pretesament daimònica amb dosi d'autosuggestió perquè ens la punxéssim nosaltres mateixos. Em temo que el pretès dimoni no fos un placebo...

    Quina idea més bonica, ja veig l'escultura de l'Arquer en la porta de l'escola de mestres, m'imagino la Pedagogia del segle XXI com la Facultat dels Cupidos!

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  19. I què és la pedagogia sense erotisme? Algú -potser- va dir que un mestre és el gelós amant del millor que podem arribar a ser.

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  20. ¡Claro!
    El interés. El de un padre ruso que coge a la niña de diez años, deja a la madre en Siberia y se va a Miami, a trabajar de camarero para pagar la escuela de tenis de su hija. Así sale Sharapova. Dígale a un español que haga eso.
    MCEnroe lo ha dicho claro: no hay buenos tenistas americanos porque no pasan hambre. La excepción que confirma la regla: la familia Williams.
    Pero yo me refiero a otra cosa: trabajo más interés producen resultado en un ámbito ya mecanizado, de trabajo y no de juego, en el que el talento se valora menos que el esfuerzo y en el que todo se organiza para primar lo segundo sobre lo primero.

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  21. Claudio, ya, te entiendo. Pero tengo ahora mismo sobre la mesa los datos de un estudio que compara los resultados académicos de los estudiantes de dos poblaciones inmigrantes y pobres en California: la de los hispanos y la de los orientales. O bien los genes orientales les dan vuelta y media a los hispanos, o bien la razón del éxito de los estudiantes orientales está en la capacidad de trabajo. Me imagino que ya está al tanto de que las universidades de la Ivy League comienzan a creer que tienen demasiados estudiantes orientales.

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  22. Ya he oído hablar del pánico que los orientales causan con su llegada. Cuando se establece la nota de pase por promedio causan estragos. A menudo veo reportajes en la tele sobre hogares chinos o indios en Gran Bretaña. Deberían pasarlos aquí en las escuelas.
    El peridista Thomas Friedman explica: Cuando yo era pequeño, mis padres me decían: come, que hay niños indios y chinos que pasan hambre. Hoy les digo yo a mis hijos: estudiad, hay un niño indio o chino que quiere vuestro puesto de trabajo.

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  23. Según los datos del estudio que comentaba anteriormente: Si un niño hispano fracasa escolarmente, es que el profe le tiene manía, o que los genes no están por la labor, o que el destino le tiene reservado un futuro no intelectual. Si un niño oriental fracasa escolarmente, es que no ha trabajado lo suficiente. Esa es la diferencia. Y no es poca.

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  24. El talento innnato. La "deliberate practice".
    ¿Cuál de estos dos conceptos es más cierto, más real?¿Cuál nos acerca más a la virtud?
    Para mí ninguno de los dos exclusivamente.
    No hae falta que le repita a nadie aquella frase de que los extremos son negativos (o algo así).

    Para aprender a tocar un intrumento, lo primero que necesitamos es sentir algun tipo de atracción hacia la música, o que el hecho de tocar un instrumento nos aporte algún beneficio. Por lo tanto, lo imprescindible al principio es algún tipo de estímulo.
    Entonces, empezamos a asistir a classes o practicar en casa: de repente nos damos cuenta que en un par de semanas somos capaces de tocar una canción algo complicada. Practicando practicando, inventas tu propia canción. La tocas ante un auditorio y causas furor, la canción es buenísima. Al cabo de un tiempo, pierdes la habitud de praticar periódicamente puesto que se te da fenomenal. Un dia viene un amigo tuyo y te pide que toques una canción en su boda, aceptas y te guardas la partitura que el mismo te ha dado en el bolsillo.
    Llega el dia de la boda, es tu turno, debes tocar la canción, apenas te has mirado las notas y como hace tiempo que no practicas no recuardas como hacer el mi fay sol. Lástima tu amigo se queda sin canción.

    Hablo de tocar un instrumento, pero oviamnete y como ya sabéis podria hablar de pintura, ciencia, atletismo, windsurf...

    Como digo al principio, los extremos no són buenos, de hecho nos hacen percibir la realidad de forma distorsionada. Creo que no me equivoco al afirmar que la virtuosidad no se consigue solo gracias al talento innato o mediante la pura practica.¡Todos estareis de acuerdo entonces en que ambos son necesarios! Olvidaos de predisposición genética, o "machaque" como única manera de conseguir algo increíble. Más vale creer en la propias posibilidades y habilidades y potenciarlas. Si bien existen ciertos aspectos en los que uno es especialmente diestro hace falta ser consciente de ellos y trabajarlos para conseguir resultados e incluso superar el determinismo.
    Hablais de Mozart, pues bien, ¿qué habria pasado si su padre envez de enseñarle musica le hubiera instruido en agricultura?(es decir, que hubieran sido unos pobres jornaleros), ¿disfrutariamos entonces de sus maravillosas operas?
    Es fascinante la pelicula "Amadeus" ( película estadounidense del año 1984 dirigida por Miloš Forman): protagonizada por Mozart y Salieri. Esta pelicula ejemplifica lo que digo: Mozart, desde niño aprende musica, representaría esta combianacion de ejercicio y talento que nos llevan al virtuosismo, mientras que Salieri es la imagen del esfuerzo, practica... si bien consigue ser compositor de la corte no, al carecer de talento, no alcanza el virtuisismo memorable de Mozart, porque,¿cuantos de ustedes habían sabido antes de Salieri?

    Es curioso como el ser humano tiende a radicalizarlo todo cuando ya desde el inicio de la filosofía en Grecia se han repetido hasta la saciedad las ideas de equilibrio, harmonia... Platón, al descibir el ser humano, ya es muy explícito con la moderación, mesura, como caminos para la virtud.

    En resumen, yo digo, descubran algo que les guste y se les dé bien, esfuercense en ello y triumfaran.

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  25. Don Gregorio, dispense el exabrupto pero, en vista de cómo anda el patio, ¿no sería más pertinente interrogarse sobre si la estulticia es innata? Como mínimo en la comunidad hispana, digo.

    Saludos desesperados

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  26. Don Ángel: De eso no tengo dudas: Nacemos ignorantes y gritones. De ahí que eso que llamamos cultura sea un intento de superar nuestra naturaleza nativa, algo así como un segundo nacimiento. Claro que la pedagogía actual, partiendo de un rousseaunismo "tronat" (que dicen en catalán) se ha empeñado en que hay que preservar, al precio que sea, la espontaneidad natural.

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