sábado, 24 de noviembre de 2007

Meditación cafetera

Leyendo la prensa de la mañana no puedo reprimir una sensación emergente que me amarga un poco el aroma del café: Creo que estamos defraudando a nuestros políticos. No estamos a la altura de las aspiraciones que han depositado generosamente en nosotros. Incluso he llegado a temer -pero sólo por un instante- que acabaran cansándose de nosotros y decidieran elegir otro pueblo más serio para representarlo. No sé... no sé... me siento como el niño desagradecido y caprichoso que, incapaz de estar a la altura de sus posibilidades se dedica, como un rebelde sin causa adolescente a despotricar de sus padres con sus amigos.

Pero no me hagáis mucho caso, después de desayunar me encuentro mucho más optimista.

3 comentarios:

  1. Sreá por eso, no se desanime.

    saludos muy cordiales

    ResponderEliminar
  2. Como verá Don Gregorio me voy superando, lo digo por mi mensaje anterior, una simple frase y solo un capuchino, es que me voy superando como ve.

    Saludos muy cordiales

    ResponderEliminar
  3. Va a conseguir que después de tantos años de ateísmo recalcitrante vuelva a arrodillarme para cantarle salmos al Señor-Dios de Israel.

    ResponderEliminar

Darrere el vent