lunes, 15 de enero de 2007

Banderas de nuestros padres

Sí, me gustó Banderas de nuestros padres. Es cierto que yo estoy dispuesto a sacar el reclinatorio cada vez que se trata de Clint Eastwood, y eso, sin duda, condiciona la perspectiva. Pero lo cierto es que estuve clavado en la butaca, pendiente de una pantalla que me tenía, literalmente, absorvido.

Ninguna de las críticas que he visto por ahí me parecen consistentes. Desde luego no es una película patriotera. Eso sólo puede decirlo quien no la haya visto. Ni me parece demasiado larga (alguien ha escrito que con quince minutos ya había suficiente), ni tan siquiera los flashbacks me parecen excesivos. Lo cual no quiere decir que no haya ciertos momento en que el gran Clint recurre de manera un tanto decepcionante a la sal gruesa, como esa imagen de telecomedia del sirope de fresa sobre el merengue que representa a los “héroes” poniendo la bandera. Y alguno más que no quiero recordar (bueno, uno más: la floja actuación de Adam Beach/Ira Hayes).

Yo creo que la película no va sobre Iwo Jima. Ni sobre la Segunda Guerra Mundial. Ni tan siquiera sobre héroes o antihéroes. La película, a mi modo de ver, tiene como propósito mostrar la guerra de propaganda interna que necesariamente acompaña a toda guerra externa. Las guerras se vencen más en casa que en las trincheras. Y de la misma manera que la radio japonesa intentaba mermar la moral de los soldados americanos sugiriendo que sus novias podrían estar en brazos menos bélicos, pero más acogedores que los suyos; los medios oficiales de propaganda tienen necesidad de convencer a los ciudadanos de a pie de que la guerra en la que mueren sus muchachos tiene que ver con ellos. Es que no hay nada más difícil de olvidar que la evidencia.

A las guerras se suele ir con gran entusiasmo, entre desfiles y fanfarrias y promesas y pífanos y vítores. El ejemplo de la Primera Guerra Mundial es, posiblemente, el más claro. Pero a los pocos meses se vuelven monótonas y llega un momento en que la sangre, convertida en rutina deja de emocionar. Y es entonces, cuando la rutina se convierte en el principal aliado del enemigo, cuando hay que acudir a medios tan poco nobles como la mentira para convencer a los propios de que nosotros somos los buenos.

Un crítico se quejaba de que era imposible la empatía con los protagonistas de esta película. Efectivamente. Esa es la clave. La empatía es excesivamente volátil.

Resulta que para ganar una guerra lo primero que hay que controlar es la voluntad de la propia población que la sostiene con sus impuestos. Poco épico, sin duda, el argumento. Y es que las guerras, miradas cara a cara durante un tiempo, acaban por ser aburridas.

Sí, el protagonista de esta película es el cinismo nuestro de cada día.

9 comentarios:

  1. Veo las guerras como una carambola a tres bandas entre el frente, los que la mandan, y los que la pagan.
    En la cúspide del triunvirato -por supuesto- militares y políticos juegan al videojuego con las piezas y con el capital a disponer.
    A todo éste còctel añàdanle un mucho de "media" y un poco de manipulación, y ya pueden sentarse en el sofà.
    Como en una película no, pero casi...

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  2. Claudio.

    James Bowman ha escrito un interesante libro sobre el honor y su historia. Pero principalmente es crítico cinematográfico, del WSJ entre otros. Adjunto link a su crítica.
    http://www.jamesbowman.net/reviewDetail.asp?pubID=1763
    Un fragmento:
    "But I felt about it rather as I did about Saving Private Ryan, that perhaps there’s such a thing as being too respectful; perhaps showing too much respect for the suffering is not to show enough respect for the man. For if we suppose, as some of us still do, that these men suffered for something — to wit, their duty, their honor, their country — don’t these thing deserve just a little bit of respect as well?"

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  3. Efectivamente una de las lecturas , es la que usted apunta , la propia propaganda del sistema para justificar la guerra , pero es importante enlazarla con el factor humano ,con el protagonista belico , con el joven que euforico se enfrenta con el horror , el director de forma limpia , emotiva y no nos olvidemos , en el actual periodo historico , con afan revisionista valiente , no deja de analizar la manipulacion moral de los "heroes" que las necesidades de una guerra construye artificiosamente .Es una historia que desmonta la mitificacion de una imagen . Visualmente es correcta , intimista en las escenas de dialogo y apoteosica en el despliegue belico , que en tonos monocromaticos y con actores desconocidos resulta muy creible .Y paralelo al horror de la guerra , el componente humano , utilizado por las instituciones politicas triunfalistas y por el dinero . Si , un poco larga , aveces recuerda al soldado Ryan .A mi particularmente se me quedo grabado el mensaje de la lucha por solidaridad y compañerismo , la ingenuidad maravillosa de una juventud , que ve en ese valor y no en la Patria el motivo de defensa .El director un clasico de los de siempre

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  4. Yo no me atrevería a hacer una crítica hasta verla de nuevo con más calma. Pasa con cine de Eastwod que es tan sólido y correcto, tiene tal fuerza y los guiones suelen ser tan elaborados que en una priumera instancia uno no tiene nada que objetar y mucho que aplaudir. Esta es una película en el que los flsh backs, que ya no lo son, sino fragmentación de la historia, funcionan estupendamente sin tener que llegar a la mecánica artificial de un babel, por ejemplo.
    Pero creo que hay percal para cortar. A mi me parece al verla que es la película más años 50/60 que se ha hecho en los últimos diez años, incluyendo a la Delgada línea Roja y En busca del soldado Ryan. Es un filme de los de la época de las pelis de guerra, con su blanco y negro gris desvaido y sus partes de color. Recuerdo una película interpretada por Gary Cooper que era un 80% en blanco y negro y el 20% final en color: se llamaba Puente de Mando, y era de portaviones.
    Pues bien, esta es la película de la guerra de Ivo Jima que parece rodada en el boom de esas películas, sin olvidar que Ford rodó unos documentales extraordinarios en technicolor en Midway, pero eso era otra cosa. En esta la planificación, los encuadres, hasta la puesta en escena de vestuario, es antigua y eso le confiere verosimilitud. Lamento que mi memoria, a la hora de escribir esto no me devuelva el nombre de una película de William Wyler sonbre el retorno de 3 héroes a casa, uno de ellos sin manos: esta es la pel´ciula hermana.
    Es obvio que la película tiene el transfondo del circo financiero de la venta de bonos, y eso me lleva a otro film en blanco y negro, con Kirk Douglas, y el mismo director que he mencionado: El Gran Carnaval. Estamos pues, creo yo ante el manifiesto por la ética de una sociedad que combatió duramente en el frente y vivió poco angustuiado (salvo los familiares de los soldados destacados) en la retaguardia. Eastwood lo tiene claro, y sigue las vidas de los muchachos con ojo ´clínico. El gui´´on es de trazos gruesos porque es una película coral, de mucgo protagonista, y me remito a otra: Más allá de las lágrimas, esta en technicolor; una historia de un pelotón, como aquí, que se va quedando en el camino en el frente de Asia.
    Pero yo creo que la mirada de Clint está en una frase, éticas aparte, que pronuncia un personaje al final de la película. De hecho el personaje no es un héroe, es el oficial que les acompaña. Se trata, insisto de ese punto de vista del director que pone al final (la escena del bar en Onea million dollars..., exactamente al final, en que muy a la manera americana una frase resume una verdad, es lapidaria y cierta). En esta que me ocupa y que al tiempo que escribo voy viendo que me ha gustado de verdad, es´"los héroes no quieren ser héroes". Creo que esa es la morakeja final, Cualquiera querría ser héroe, pero el que lo es (por el simple hecho de estar ahí, sin más) prefiere no serlo. Pero eso, ¿cómo se le dice a la retaguardia?
    Definitivamente si me ha gustado.

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  5. Si, la peli es buena. Solo que con tanto tiro se olvidan de nombrar al fotógrafo, que digo yo que tuvo algo que ver con la foto.

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  6. Todo el mundo parece coincidir que la segunda parte es mejor (la que cuenta la batalla des del lado japones, con la glorificacion del kamikaze).

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  7. ra, eso espero, porque, poniendo la nota discrepante, se me hizo plomiza. No me gustaron nada las escenas de guerra -demasiadas, monótonas, mecánicamente ensambladas- (a contraponer al desembarco en Salvar al sodado Ryan, impresionante; y a la batalla inicial en Gladiator; por no ir demasiado lejos).
    Por dónde cojea: no hay propiamente personajes; ciertamente, ni son héroes ni antiheroes, ni son nada cínicos... Nada de lo que pretende contar la película está encarnado, con lo cual se queda en floja, flojea.
    En serio, para mí, un aburrimiento.
    Y soy una fan de Clint, por un motivo o por otro, lo voy siguiendo desde los tiempos del poncho, el "rubio" de "El bueno...".

    Lola

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  8. Luis, recuerdo esa película que mencionas de Wyler, porque me impactó. Se llama "Los mejores años de nuestra vida".

    Esta que comentáis aún no la he visto. A ver si este fin de semana tengo tiempo.

    Saludos.

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  9. Gracias, Umla. es esa película que para mi está emparentada con "Banderas..."

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